PRIMERA CONVERSA. 18 D'OCTUBRE DE 2023 AMB L'ARQUEBISBE SANTIAGO AGRELO

Respostes pendents de Santiago Agrelo 

- ¿Cómo resolver la emigración desde los países de origen? ¿Cuáles son sus causas?

Resolver es verbo inutilizable en estas cuestiones: ¿Cómo resolver el expolio de recursos económicos? ¿Cómo resolver la corrupción de los Estados, de sus instituciones, de sus funcionarios?  ¿Cómo garantizar a todos el ejercicio del derecho a no emigrar? Para ello habría que cambiar a Caín en Abel sin que Abel se deje tentar por la idea de hacerse Caín. Las causas de la emigración son muchas: es posible que detrás de cada emigrante haya una historia, una circunstancia, una ocasión, una carencia, ya sea de libertad, de paz, de pan... Para que la gente pueda ejercer su derecho a no emigrar, necesita que esas necesidades fundamentales estén cubiertas, por no decir que ha de tener la certeza moral de que esas necesidades estarán cubiertas. Dado que eso no va a ser posible garantizarlo, a todos se ha de garantizar que puedan salir de sus países de origen y buscar un futuro digno. A todos se ha de garantizar el derecho a emigrar.


- Desde mi pequeñez, que ni soy política, ni tengo cargo alguno, ¿qué puedo hacer para disminuir el drama de la inmigración?

Todos podemos crear conciencia de responsabilidad con los emigrantes; todos podemos interiorizar los verbos de una relación correcta con los emigrantes: acoger, proteger, promover, integrar; personalmente, por acuerdo con mi comunidad, destino a instituciones de ayuda a los emigrantes todo lo que gano -comprendo que eso lo puedo hacer yo, por mi condición de religioso; pero todos tenemos la posibilidad de aportar algo- Y a la hora de dar nuestro voto en las elecciones políticas, la posición de los partidos con relación a la emigración ha sido siempre para mí criterio de discernimiento: mi voto no va a quien rechace al emigrante.

Un resumen de lo dicho:

No, no son violentos: son pobres.
Tampoco pobres: son nadie.
Tampoco nadie: son nada.
Los nada no tienen hambre,
los nada no tienen sueños,
los nada no tienen sangre,

y nadie dice que mueren,

pues sólo mueren los alguien.


Para qué quiero mezquitas,
para qué las catedrales,
para qué las sinagogas,
si los pobres no las abren,
si los pobres no las llenan,

si el pobre en ellas no cabe;

para qué le rezo a Dios

si no le acudo en la calle;

para qué le rezo a Dios:

dímelo, Dios, si lo sabes.

Si eres amor, cómo puede

la indiferencia adorarte,

cómo puede estar el odio

avecindado en mi carne,

cómo podemos, si odiamos,

decirle al amor: mi padre.

Vuelve a ser mi Dios, Dios mío:

que te vea y que te abrace,

que en los nadie de la nada

reconozca al fin tu imagen.